En Octubre de 2022, realicé esta ruta de senderismo por el valle del Lozoya. Creo que es una muy buena ruta para los que se quieren iniciar en el senderismo, al igual que otras como la del Valle de la Barranca (Navacerrada) o la Hoya de San Blas (Miraflores de la Sierra).
Durante la ruta se contemplan espectaculares vistas del valle de Lozoya, con el Monasterio de Santa María del Paular rodeado de montañas, se pasa por el tupido Robledal de Los Horcajuelos hasta alcanzar un pinar donde se encuentra el Carro del Diablo (una formación rocosa con forma de tortuga o para los amantes de las leyendas, el carro del diablo), se transita por varios arroyos hasta llegar al Mirador de Calderuelas (bonitas vistas al embalse de Pinilla), para acabar visitando un árbol singular (roble rebollo de la Mata del Pañuelo) antes de volver a Rascafría.
Además, salvo la distancia (14 km) y algo de desnivel de subida hasta llegar al Carro del Diablo, es una ruta sin complicación, fácil de realizar (incluso con niños ya algo mayorcitos):
Índice
Carro del Diablo, Robledal de Los Horcajuelos y Mirador de Calderuelas (Rascafría)
| 14’3 KM | 3H | Media/Alta | 507 M. | >12 años | Sí | No | No |
Parking
Esta ruta parte del Polideportivo Municipal Francisco Zapater, en el pueblo de Rascafría. Al lado se encuentra la Piscina Municipal.
No tuve problemas para aparcar en la calle. Un poco más adelante, pasada la piscina, se abre un camino con piedrecillas, donde también se puede dejar el coche y está junto donde comienza la ruta:
Cuesta del Chorro
Una vez aparcados, se coge la cuesta del Chorro (atravesando una portilla peatonal), la cual a través de un ascenso muy suave, va transitando entre praderas con unas preciosas vistas del valle del Lozoya, con el Monasterio de Santa María del Paular en medio y al fondo, las cumbres de la Cuerda Larga. Incluso se llega a divisar el pico de Peñalara. Todo ello salpicado con caballos, vacas, que pacen en un entorno bucólico. La verdad que las fotos que hago con el móvil no hacen justicia a tan bello lugar:
Vamos ganando altura, y conviene ir echando la vista atrás de vez en cuando, para disfrutar de bonitas vistas del pueblo de Rascafría con el embalse de Pinilla de telón de fondo:
Así como de la cartuja del Paular, preciosa entre tanto verde:
Este tramo desde el parking hasta el inicio del robledal es de unos 1’3 km.
Robledal de Los Horcajuelos
Llegamos a otra puerta con acceso peatonal por la parte de la izquierda, donde hay un aviso de coto privado de caza:
Nos estamos introduciendo en uno de los robledales mejor conservados de toda la Sierra de Guadarrama:
Se trata de un bosque de robles rebollo (o también llamado melojo) muy espeso y tupido. Yo fui a principios del otoño, pero imagino que esta parte en pleno otoño, con sus bonitos colores ocre, rojo y marrón, con las hojas caídas, debe estar espectacular:
Los Horcajuelos
Hay un punto, donde el bosque se abre a la izquierda, estamos en Los Horcajuelos y hay unas bonitas vistas, pudiéndose distinguir el pico de Peñalara:
Seguimos transitando por este bonito robledal, disfrutando del comienzo del otoño y sus suaves temperaturas:
Este tramo desde el comienzo del robledal hasta el comienzo del pinar es de unos 2 km.
Pinar
Llegamos a otra puerta, con acceso peatonal por la izquierda, donde se da comienzo a un nuevo tramo de la ruta que transita por un pinar:
El paisaje cambia completamente, ahora los pinos han sustituido a los robles y de vez en cuando algunas formaciones rocosas despiertan nuestro interés:
Por esta zona, se podría llegar hasta el Puerto del Reventón siguiendo por un camino en zig-zag, pero nosotros tenemos como objetivo una curiosa formación rocosa, con su leyenda asociada, conocida como el Carro del Diablo, que se encuentra a unos 500 metros del inicio del pinar.
Carro del Diablo
A unos se les parece más a una tortuga, pero es más divertida la opción de que es el Carro del Diablo:
La leyenda del Carro del Diablo
Transcurre en el S. XV, en la fase final de la construcción de la antigua Catedral de Segovia (no la actual). Ésta se encontraba junto al Alcázar y fue escenario de grandes batallas en la Guerra de las Comunidades, siendo destruida casi completamente en 1520.
Fue encargada al arquitecto y escultor Juan Guas, toledano de origen flamenco. Éste penaba porque no iba a cumplir el encargo a tiempo, ya que la torre de la catedral no alcanzaba la altura deseada:
Tanto renegaba Juan de su suerte, que se le apareció el diablo, el cual le ofreció finalizar la obra a tiempo a cambio de su alma. Juan aceptó, y con la ayuda del diablo vió que la obra iba a ser terminada antes de cumplirse el plazo, así que decidió romper el pacto. Como venganza, el diablo petrificó el último de los carros que llevaban la pìedra hacia la obra dejándolo tirado en la ladera del Reventón, con lo que la catedral no pudo terminarse a tiempo:
Una vez visitada esta bonita formación rocosa y su curiosa leyenda, seguimos transitando por el pinar con unas bonitas vistas durante todo el camino:
Desde el Carro del Diablo hasta el arroyo de la Redonda hay unos 400 metros.
Arroyos
Desde el Carro del Diablo, la pista se vuelve muy ancha y cómoda, por la que no cuesta nada caminar, es la parte más disfrutona de la ruta, bonitas vistas y muy poco esfuerzo:
Durante este tramo se pasa por 4 arroyos (de la Redonda, de la Cancha, del Artiñuelo y Calderuelas), que me los encontré todos prácticamente secos, salvo algún tímido chorrillo. Imagino que en primavera estarán mucho más bonitos. No hay que salvar ni sortear ninguno de ellos, la pisa pasa cómodamente por encima de todos ellos:
Arroyo de la Redonda
Arroyo de la Cancha
Fuente y Arroyo del Artiñuelo
Arroyo de Calderuelas
Esta parte que transcurre por los arroyos tiene una longitud de unos 3’8 km hasta llegar al Mirador de Calderuelas.
Mirador de las Calderuelas
Llegamos ya al Mirador de las Calderuelas, donde me encontré un buen grupo de vacas, las cuales suelo pasar de lejos, porque los pitones que tienen siempre me infunden respeto:
En éste lugar hay un par de torres de vigilancia, para uso exclusivo de los agentes forestales (no se puede subir):
Lo que si se pueden contemplar son las magníficas vistas del entorno que nos rodea, especialmente del embalse de Pinilla, encajonado entre montañas:
Seguimos serpenteando por la dehesa de Rascafría, otra hermosa selva de robles, algunos de los cuales tienen más de 300 años, y precisamente uno de ellos, es nuestro siguiente objetivo de la ruta:
Desde el Mirador de Calderuelas hasta el Roble Rebollo de la Mata del Pañuelo hay unos 1’5 km.
Árbol Singular: Roble Rebollo de la Mata del Pañuelo. Num 200
La pista nos lleva hasta este magnífico ejemplar de roble rebollo, árbol singular de la CAM, número 200:
Tiene una altura de 15 m., un diámetro de copa de 11 m., un perímetro de tronco de 4’5 m. y una edad aproximada de 350 años:
Aquí tenemos dos opciones seguir por la cómoda pista durante algún kilómetro más o bien atajar/atrochar por medio del monte. Yo elegí esta última opción, pero si siguieras la pista desde este roble, llegarías al mismo lugar que indico más abajo.
Atroche por PR-35
Retrocedemos unos metros y abandonamos el camino, para tomar la senda PR-35. Concretamente me salí por este punto:
En seguida a mano derecha, llama la atención un pino de gran porte, solitario en medio de tantos robles:
Esta senda es en descenso totalmente, no muy pronunciado, pero que se puede perder si hay muchas hojas caídas. No era mi caso y se intuía muy bien, prácticamente todo el camino:
Se llega a una valla que se puede atravesar en varios puntos. Un poco más atrás alguien había hecho un agujero en la parte de abajo de la valla, pero te tendrías que arrastrar un poco para salir, es más cómodo salir por el lugar que marco en la ruta, en el que hay una abertura en el que solo hay que girar un poco el cuerpo y salir de medio lado:
Este atroche tiene una longitud aproximada de 1 km.
Las Matillas
Tras el atroche, llegamos de nuevo a la pista forestal que nos conduce a Rascafría. Se la conoce como Las Matillas, y arroja bonitos paisajes del pueblo con las montañas al fondo. De nuevo, me encontré ganado paciendo tranquilamente:
Este último tramo de la ruta tiene una longitud de 1’5 km. hasta entrar de nuevo en Rascafría. Ya sólo nos queda callejear por el pueblo hasta llegar al lugar donde hemos aparcado el coche, para dar por concluida esta bonita y asequible ruta.
